En 1973 la Asociación Americana de Psiquiatría eliminó la homosexualidad del Manual de Diagnóstico y Estadístico de los trastornos mentales (DSM). Éste sólo fue el primer paso de un lento proceso que concluyó en 1990 cuando la Organización Mundial de la Salud (OMS) retiró dicha categoría diagnóstica de su lista de enfermedades mentales. Desafortunadamente, esta medida no ha impedido que gran parte de la sociedad siga considerando la heterosexualidad como la única orientación sexual válida. Los prejuicios y creencias negativas sobre la homosexualidad están tan extendidas en nuestra sociedad que la homofobia que sienten las personas homosexuales y bisexuales hacia sí mismas (homofobia interiorizada) es una característica común de su desarrollo psicosocial. Por ello, los proyectos desarrollados en este ámbito han consistido fundamentalmente en la evaluación de la homofobia interiorizada y en el análisis de las consecuencias que, el hecho de tener una orientación diferente a la normativa, puede tener sobre la salud sexual. Pero también hemos estudiado la riqueza que supone la diversidad afectivo-sexual que se encuentra en nuestra sociedad a lo largo de todo el ciclo vital y la sexualidad de personas con diferentes orientaciones e identidades de género.